Desconfinamiento y salud mental: cómo volver a la normalidad

Compartir

Por la sicóloga Deissy Hernández Farías

Ya llevamos más de un año en donde la pandemia nos ha movilizado en la forma de vivir y relacionarnos con otros. Ha sido una interrupción abrupta, imprevista y llena de incertidumbre.

Para nadie es desconocido el impacto de estos cambios, en las diferentes áreas de nuestra vida, en donde la salud mental de las familias y en particular de los niños, niñas y adolescentes se ha visto alterada producto del confinamiento.

Al interior de los sistemas familiares se ha deteriorado el bienestar de madres, padres y cuidadores en relación a la nueva forma de organizar las familias y de nuestros tiempos: sostener las clases online, desregulación emocional (irritabilidad y aburrimiento en niños y niñas), teletrabajo, cesantía, duelos etc…

Es en este sentido que las nuevas posibilidades que se ofrecen actualmente, en donde muchos ya han vuelto de manera presencial a sus puestos de trabajo, niños, niñas y adolescente retomando las clases presenciales. Lugares de esparcimiento que antes se encontraban cerrados, hoy en día han abierto sus terrazas para recibir al público. Nos dan la posibilidad para avanzar hacia una nueva normalidad.

Explicar estas nuevas posibilidades es una tarea fundamental para las familias, toda vez que requiere de nuevos cambios conductuales y formas de respetar las medidas sanitarias, explicar lo que significa el “plan paso a paso” en relación a los cambios de fase y nuevas posibilidades que se desarrollan en relación a la ocupación de espacios y relaciones interpersonales.

La sicóloga Deissy Hernández.

Las conversaciones son necesarias, ya que, esta necesidad de salir, de volver a retomar los espacios, puede presentar ansiedad, expectativa, síntomas físicos, cambios en las rutinas, ya sea de manera individual, así como también colectiva, en relación a lo que sucederá, por ejemplo, cuando vuelva al colegio y la interacción con pares. En este sentido es labor de los adultos y cuidadores generar los cuidados necesarios en relación a conversar con sus hijos/as enfocados en seguir con los cuidados en esta nueva forma de relacionarnos.

Retomar los vínculos, volver a las escuelas, frecuentar espacios públicos, sin lugar a duda, que puede ser leído como un factor protector, toda vez que nos permite el autocuidado como padres, madres, permitirnos un espacio como pareja, vínculo que no se ha quedado agendo a las transformaciones actuales. Y, sobre todo, con los niños, niñas y adolescentes que ya han perdido tiempo relevante de su desarrollo socioemocional, el cual se construye en la interacción con su grupo de pares, sus lazos sociales, las posibilidades de esparcimiento, su desarrollo y su progresiva conquista de autonomía.

La infancia y la adolescencia constituyen momentos centrales para la constitución subjetiva, donde las condiciones histórico-sociales particulares tienen un rol central. Son tiempos donde los vínculos intersubjetivos con las primeras personas encargadas de la crianza y luego con los demás adultas y adultos cercanos, y con otras niñas y otros niños contribuyen a su crecimiento, desarrollo, y a su construcción identitaria (Bleichmar; 2005)

Como familia tenemos hoy día la posibilidad de un respiro, pero todo ello debe ir acompañado de medidas de protección, necesarias para que el retorno sea una experiencia que nos nutra. Favorecer, por tanto, la expresión de los pensamientos y las opiniones de niñas, niños y adolescentes y hacerlos participes, en las decisiones que se toman con respecto al frecuentar otros espacios. Acoger sus preocupaciones y contener en momentos de ansiedad, sobre todo los y las más pequeños que han estado durante mucho tiempo con sus cuidadores.

Establecer acuerdos sobre las actividades que se pueden realizar de manera presencial, y explicar los cuidados que debemos tomar, es una forma para ir avanzando en el desconfinamiento.

Contacto: deissy.hernandez@gmail.com


Compartir