Trabajar en el hospital de San Antonio en tiempos de pandemia (parte 2)

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En el segundo capítulo de esta entrega la técnico en enfermería Romina Ugarte cuenta su experiencia en aislamiento, porque se contagió de covid en su trabajo.

Asegura que era una de las funcionarias más precavidas de la Sección Medicina Covid del Hospital Claudio Vicuña. Donde iba llevaba su alcohol gel y se rociaba de pies a cabeza con el contenido, además usaba toallitas desinfectantes para limpiar incluso el baño. Sin embargo, todas esas medidas preventivas no sirvieron de nada.

La técnico en enfermería Romina Ugarte (22 años) se contagió y de paso infectó a su mamá, a dos de sus tres hermanos (el menor se salvó) y a su cuñada.

Su condición es compleja porque es asmática y en un par de ocasiones ha estado a punto de llamar a la ambulancia.

“Fue todo al revés, mi hermano chico estaba aislado y los demás en la casa. Y mi hermano grande tenía a la polola en la casa y también salió contagiada y mi pololo igual”, contó desde su confinamiento en el sector de Tejas Verdes.

Ya van 26 días desde que se contagió. “Lo que pasa que son 14 días de aislamiento para los covid positivos, según lo que dicen los médicos, después de eso no contagias, pero los del servicio de salud nos hacen tomarnos otra PCR en el día 14 para ver si sigues positivo y si es así, son otros 14 día más”, explicó.

En el caso de sus familiares contagiados fue distinto. “A mi familia le iban a dar el alta a los 14 días sin tener una PCR, porque a la gente que no trabaja en la salud la evalúa un doctor y si no tiene síntomas está de alta. Es fome, porque a uno le siguen haciendo PCR y a tu familia no”.

Romina tiene varios cuestionamientos respecto al sistema de fiscalización. Sus dudas surgen desde la experiencia. “Estando positiva igual pude sacar un permiso, entonces existen muchas cosas que están fallando en el sistema.Se supone que el permiso no se lo dan a los positivos o a los que tienen un PCR pendiente . Saqué un permiso temporal para ir a tomarme el PCR, pero no debió ser así”, contó.

Por eso la tens es escéptica de las cifras que se entregan a diario. “Creo que las muestras se están demorando mucho más de lo normal. Me tomé la PCR el viernes pasado y una semana después me dieron el resultado”, argumento sobre su teoría.

Romina dice que los funcionarios de  la salud no tienen privilegios a la hora de realizar el examen y que tuvo que llamar insistentemente para conseguir los resultados de los test de su familia.

Además admite que siente un extraño sentimiento por lo que pasó. “Yo contagié a todos en la casa. Uno igual se siente culpable, aunque todos te dicen que no debería, porque es tu pega, pero al final inconscientemente uno se siente culpable”.

Pandemia en el hospital

Hace 2 años Romina Ugarte trabaja en el hospital Claudio Vicuña y confiesa que nunca pensó que enfrentaría una realidad como la que le tocó vivir en el recinto asistencial sanantonino. “Nunca pensé que a los 22 años iba a vivir una pandemia. Al principio pensé que esto nos iba a servir para aprender más, así que a ponerle el pecho a las balas, pero ha sido complicado. Al principio no teníamos tanta información sobre los implementos”.

-¿Nadie sabía cómo enfrentar esta enfermedad?

-Claro, eso es lo que pasó, cuando uno veía en la tele covid en China jamás pensaste que iba a ser tan rápido y que íbamos a tener pacientes. Si bien en medicina trabajamos con adultos mayores con problemas cardíacos, neumonías, cosas de cuidado de complejidad, jamás pensamos que se iba a transformar en un servicio completo para covid. Fue un cambio grande y trabajamos con pacientes que desarrollaban complicaciones.

-¿Fue complicado ese cambio?

-Unos días la cosa se complicó, los pacientes en las noches se descompensaban, con frecuencias respiratorias altas, entonces los teníamos que supervisar, a veces había un paro en el lado de mujeres y después en el de hombres, entonces era mucho el cansancio.

-¿Estuvieron colapsados en algún momento?

-Sí, unos días no daba más, en turnos de 24 horas, sola con dos niñas nuevas, más encima les tenías que enseñar, presentarle los pacientes, supervisarlas, para que no les faltaran los implementos de protección, es bastante el estrés.

Romina relata que muchas veces la situación era crítica y más por el alto número de sus colegas contagiados en un momento del brote que afectó al hospital. “Muchas veces me pasó que llegaban niñas nuevas y decían que esto era lo que les gustaba. En un turno de 24 horas a las 2 horas me decía esto no es para mí, no puedo ver a la gente así y se iban y me dejaban sola, esperando a gente que te viniera a apoyar”.

“Es complicado enfrentarte al covid, porque muchas personas piensan que te vas a morir. Cuando me dijeron que tenía lo asumí tranquila”.

Retorno

Romina sabe que más temprano que tarde su aislamiento terminará y que volverá a trabajar al hospital.

Los últimos tres meses no fueron fáciles para los funcionarios por el peligro que corrían.

-¿Existía miedo de contagiarse en el brote?

-En el primer brote se tomó un protocolo en todo el servicio y se le tomaron exámenes a todos y a medida que iban saliendo negativos regresábamos, pero la mayoría salió positivo. Me daba lata que mis compañeros estuvieran afuera. Muchos no han vuelto porque están con miedo, otros están con siquiatra, los llamas y  pasan llorando. Lo pasaron mal, porque la mayoría estuvo en la UCI o estuvieron hospitalizados.

-¿Te da miedo volver y exponerte nuevamente?

-Muchos dicen que quedas inmune al virus, pero eso no es así, nadie tiene la prueba. Sé que tengo que volver, porque es mi trabajo, es lo que me gusta y escogí. Es lo que me tocó, me gusta mi trabajo, pero tengo miedo, porque soy asmática y me salvé a la primera, pero si a la segunda no me salvo y me intuban o me manda a la UCI.

-¿Cómo enfrentas el retorno?

-Es bastante complicado. Hace unos días fui al médico, pasamos por evaluaciones con el sicólogo. Estaba contenta antes de ir, porque iba a salir a dar una vuelta, pero cuando llegué al hospital temblaba entera, fue terrible.

Trabajo en pandemia

Las experiencias vividas durante la pandemia marcarán para siempre la vida de Romina. Momentos críticos, pero donde el compañerismo afloró.

“En un turno con Sebastián Martínez (tens de la misma sección) estábamos bastante complicados. Estábamos uno a cada lado y cada uno con una niña nueva y una paciente. Lo habíamos conversado, que nos íbamos a apoyar en caso de cualquier cosa. Teníamos a un señora de aproximadamente 55 años que era positiva y tenía un cáncer pulmonar. Entonces tal vez no era prioridad para entubarla si llegaba a urgencia un paciente más complicado.  Ese día se nos complicó esta señora y preguntamos abajo (urgencia) si existía la posibilidad de entubarla. Nos dijeron que no, porque tenían un paciente prioritario”, contó.

Su relato continúa: “Me acuerdo que nos miramos con el Seba. Esa señora llevaba como dos meses en el hospital, nos miramos y nos pusimos a llorar. Le dije, este ha sido el turno de mierda más complicado, se nos va a morir la señora después de tanto tiempo. La mirábamos afligidos con pena. Al final pudieron hacer un traslado sin entubarla. Estábamos tan contentos”.

Pero no fue el final de este capítulo en la pandemia. “La pudimos sacar del hospital cómo queríamos. Estábamos en eso y se nos complicó la que estaba al lado. Llamamos a urgencia y la bajaron y le dieron tres paros y falleció. Fue un turno súper triste, nos fuimos bajoneados, terminamos todos sensibles, porque al final uno se encariña con los pacientes. Después supimos que a paciente que trasladaron igual falleció”.

Para Romina Ugarte es imposible desconectarse una vez que terminan sus 24 horas en el hospital. “Uno sale del turno pensando que te vas a tu casa a descansar, pero te vas con toda esa carga emocional y cuando vas a descansar y piensas en todo lo que pasaste no puedes dormir. Mi cerebro queda activo, como que sigue trabajando en el hospital y te comunicas con tus colegas para saber cómo están los pacientes. En tus 3 días te ibas entrecomillas, pero siempre preocupada.

-¿Es un trabajo dificil?

-Sí, es que uno piensa que la persona podría ser tu mamá o tu papá, o es gente joven independientemente de la edad, porque piensas que no es gente destinada a morir, sino que se la lleva un virus. Te das cuenta, porque el virus llega a todos.

-¿Cómo se da ánimo para volver a trabajar, hay que ser valiente para hacerlo?

-Sí, creo que hay que ser valiente. Me gusta mi pega, me encanta en lo que trabajo y la volvería a escoger, porque es lo que me gusta. Quizás esta es una de las primeras pandemias que voy a vivir, quizás viene otra más adelante, porque uno no sabe.

Precaución

Romina era la más precavida del servicio. Trataba de no contagiarse, pero lo que no quería ocurrió. “Mis colegas se reían, porque no se explicaban cómo me contagié. Era súper cuática. Andaba con un dispensador lleno de alcohol y cuando entraba a una sala y salía, me lavaba las manos y hacía todo el procedimiento, me rociaba de la cabeza a los pies con alcohol. Si  me sentaba a una mesa o en cualquier lugar, primero lo rociaba con alcohol. Me compré tollas húmedas de cloro para ir al baño, todo lo limpiaba, hasta las frazadas”, detalló sobre todo lo que hizo por esquivar el virus.

Y aunque su receta no funcionó está convencida que solo existe una fórmula para evitar el contagio.

-¿La única medida es la prevención?

-Tal vez uno se va contagiar, pero al menos puede decir que tomó las precauciones y no se queda con la idea de por qué no lo hice. Tengo excompañeras de colegio que las veía en fotos tomando en las plazas o en carretes y yo sacándome la cresta en el trabajo. Les pedía que se cuidaran y me decían que no les iba a pasar nada.

-¿Falta conciencia?

A todos nos gusta carretear, compartir con nuestras amistades, pero esta no es la ocasión, después tendremos el tiempo para eso, pero ahora no es el momento. Muchos creen que son inmunes, que no les va a pasar nada y piensan que esta fue una estrategia del gobierno para que no siguieran las marchas y por eso estamos como estamos. Existe gente que todavía no le toma el peso a esto. Me da pena, porque te da rabia pensar que podrías estar en tu casa, con tu familia, pero ellos prefieren estar en la calle carreteando.

El llamado de Romina es simple. Tal vez algunos no lo comprenden aún, pero si no nos cuidamos y respetamos la cuarentena San Antonio aumentará los casos y los fallecidos en esta pandemia que tiene a los trabajadores de la salud luchando por salvar vidas.


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